Desde que Chateaubriand sugiriera que « la vejez es un naufragio », muchos intelectuales y otros « grandes testigos de nuestro tiempo », que han llegado a una edad avanzada, han estado tratando de probar que tenía razón. El más reciente, Noam Chomsky, de 91 años, obviamente también quería demostrar la relevancia de las palabras del vizconde de Saint-Malo. Si se podía entender y compartir la aversión del famoso lingüista al todopoderoso capitalismo americano en el pasado, su lucidez tenía que ser un tanto puesta en duda por cantar desde hace tiempo alabanzas a auténticos canallas como Fidel Castro y Hugo Chávez. En lo que respecta al antiimperialismo, uno habría esperado que el hombre que mostró cierta simpatía por el pensamiento libertario no fuera tan estúpido como el primer cretino izquierdista de la historia. Cuando detestar al neoliberalismo lleva a preferir la Peste al Cólera, es hora de que los intelectuales cansados descansen.
Este señor, a quien escuchamos teorías eruditas sobre la manipulación mediática hecha por los asalariados de la mentira ultraliberal, no parece haber llevado su reflexión hasta el punto de preguntarse cuál podría ser el estado de la información-propaganda en países donde un solo partido reina por completo. Este hombre, que invariablemente se presenta como una de las mentes más brillantes, se presta para la más cruda propaganda del sistema dictatorial cubano, en clara ignorancia de los hechos. En una entrevista con la agencia española Efe, el intelectual norteamericano acaba de afirmar que la política de La Habana es el único ejemplo de « internacionalismo genuino », refiriéndose al envío de equipos médicos cubanos a varios países en estos tiempos de pandemia*. « Cuba, que ha estado siempre bajo estrangulación económica por parte de EE.UU. por algún milagro han sobrevivido para seguir mostrándole al mundo lo que es el internacionalismo », dice Chomsky. Pero, según él, « esto no lo puedes decir en EE.UU. [¿En serio? ¿A qué le teme?] porque lo que has de hacer es culparles de violaciones de los derechos humanos. De hecho, las peores violaciones de derechos humanos tienen lugar al sudeste de Cuba, en un lugar llamado Guantánamo ». Claramente, parece difícil para este eminente pensador considerar que los derechos humanos pueden ser burlados en varios lugares a la vez, en Guantánamo por los sucesivos gobiernos de EE.UU., y en toda Cuba por el régimen castrista durante sesenta y un años. Podría incluso decirse que un intelectual respetable tiene el deber de denunciar estas violaciones en todo el mundo, en lugar de sugerir que son aceptables por una parte y aborrecibles por otra, o de establecer una siniestra jerarquía entre ellas. En cuanto al fondo, el envío de equipos médicos cubanos al extranjero, Chomsky, a su vez, sirve al mismo propósito repetido tantas veces de transformar a los miembros del cuerpo médico cubano en damas patrocinadoras del marxismo-leninismo. Esta declaración, cantada durante años por los papanatas de izquierda y lo que queda de los estalinistas, ayer en nombre de la solidaridad o de la fraternidad, está hoy bajo el signo del internacionalismo supuestamente « proletario » en el cerebro brumoso de Noam Chomsky. Veamos qué es en realidad, y expongamos algunas aclaraciones que los panfletarios del régimen castrista nunca dicen.
Para poner fin a las imágenes piadosas
El 23 de marzo, un programa de France Culture se dedicó precisamente a esta cuestión del envío de médicos cubanos en misiones al extranjero. Se informó de que hasta hace poco Venezuela había sido uno de los principales países receptores de esta « ayuda », que se interrumpió recientemente: « La Habana y Caracas tenían un acuerdo de asociación « petróleo por brigadas de médicos » que debido al colapso de la situación venezolana, ya no es rentable. » En efecto, el « internacionalismo genuino » evocado por Chomsky, debe seguir siendo de una rentabilidad sin igual aún incluso en otro país « revolucionario », bajo pena de cese inmediato. Es importante saber aquí que la exportación de personal médico cubano al extranjero representa una verdadera industria incluso más rentable que el turismo, que ya es muy lucrativo, siendo así la principal fuente de ingresos de divisas para el Estado cubano (8 a 10 mil millones por año). Lo que los Chomsky y otros sistemáticamente ignoran o callan es que este rentable « internacionalismo » se basa en contratos de Estado a Estado y que el régimen cubano deduce, dependiendo de los puestos ocupados por el personal médico en misión (médicos, enfermeras o comisarios políticos de bata blanca), entre el 75 y el 90% de su salario teórico. Por lo tanto, los beneficios estatales son inmensos. También se plantea la cuestión de si el personal médico puede elegir el destino, lo que es muy discutido por quienes están familiarizados con la cuestión, en particular los médicos que han desertado. Junto a los que parecen ser obviamente los « voluntarios nombrados de oficio » hay, sin duda, auténticos voluntarios. Hay que señalar, sin embargo, que a pesar de las importantes deducciones salariales, un cubano en misión en el extranjero ganará más que si ejerciera su profesión en su propio país, y dadas las condiciones de vida en la isla, es comprensible que algunos puedan sentirse tentados de irse al extranjero.
Aparte de estos aspectos económicos, tampoco los Chomsky y otros « idiotas útiles » dicen nada sobre las condiciones en las que se lleva a cabo lo que se nos presenta como una noble misión humanitaria. « El personal médico cubano que va a trabajar al extranjero se compromete a realizar una misión de tres años sin sus familias. Se arriesgan a pasar hasta tres años en prisión si rompen las reglas. Además, las condiciones en las que trabajan estos médicos son denunciadas por una asociación de defensa de la democracia con sede en Madrid, Prisoners Defenders, que habla de « miles de cubanos obligados a participar en misiones en beneficio del gobierno cubano ». La ONG añade que « muchos médicos han desertado ». En el caso de los que regresan a Cuba, a un buen número se les retira el pasaporte por « posesión de información secreta », según se indicaba en el programa de France Culture. En 2017, un artículo de « Le Monde Diplomatique », donde escriben estalinistas reciclados que no pueden ser acusados de ser hostiles al régimen cubano, afirmaba que « el aparato científico de Cuba no está libre de contradicciones. A menudo se envía a los hombres de blanco al extranjero como parte de un servicio cívico de tres años, durante el cual se les aloja en campos especialmente vigilados y se les obliga a no abandonar la región en la que están asignados, bajo amenaza de castigo ». Además, durante todo el tiempo que un médico cubano esté en misión en el extranjero, se prohíbe a los miembros de su familia inmediata abandonar el territorio cubano.
Esta política de exportación de médicos y sus condiciones de trabajo y remuneración han sido equiparadas en el pasado con el trabajo forzoso por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Este mismo Consejo volverá a examinar próximamente este problema, esta vez sobre la base de un informe presentado también a la Corte Penal Internacional de La Haya, sobre las formas contemporáneas de esclavitud y maltrato de personas, basado en 450 testimonios de profesionales de la salud cubanos que han participado en misiones en el extranjero.
El informe, preparado por la ONG Prisoners Defenders, pide al Consejo de las Naciones Unidas que decida sobre « los mecanismos de denuncia existentes para los profesionales cubanos que quieran denunciar el abuso y la explotación laboral, y cómo pueden acceder a esos mecanismos esos profesionales desde el extranjero ». En el documento también se informa de que « muchos profesionales de la salud están expuestos a condiciones de trabajo y de vida de explotación ». Esta explotación se ilustra en el informe mediante testimonios que se refieren a semanas de trabajo de hasta 60 horas, incluidos sábados y domingos. La dictadura del proletariado es a veces dura para los proletarios…
Si bien la participación en misiones en el extranjero es presentada por el régimen cubano como voluntaria, el informe explica que « muchos médicos se sienten muy presionados y temen represalias si se niegan ». Por último, el informe también se refiere a « la falta de libertad de circulación y las severas sanciones impuestas a los médicos que abandonan las misiones ».
Así que estos son los pormenores de este famoso « internacionalismo genuino », ignorados o silenciados por Chomsky y otros compañeros de viaje del castro-comunismo. Como dijo el cantante francés Georges Brassens, « la mayoría de los intelectuales que vi estaban muy cansados ». Sí, realmente es hora de que Chomsky descanse.
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* En la entrevista, y no es broma, Chomsky le da crédito a las autoridades chinas por haber salvado a Italia. Si China envió suministros médicos a Italia o a otro lugar, es lo menos que podía hacer. Esta imagen de China como un país que salva vidas sin duda divertirá a los trabajadores de la salud en los hospitales del mundo entero.
Gracias al amigo David por las correcciones.
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